Desde hace algún tiempo, posiblemente desde cuando el legislador en 1931 encomendó a las cámaras de comercio la función pública del registro mercantil, se venía generando un debate jurídico acerca de cuál era la naturaleza de estas entidades. Importantes doctrinantes y corporaciones jurisdiccionales han sostenido, con sólidos argumentos, que las cámaras de comercio, fueron fundadas como entidades de carácter privado por un grupo de visionarios hombres de empresa que entendieron la importancia de asociarse para lograr objetivos conjuntos, y que son claras sucesoras de las corporaciones de mercaderes que surgieron en la Edad Media no podían haber perdido su naturaleza privada por el hecho de que el legislador les hubiera encomendado el cumplimiento de una función pública como la del registro mercantil.